Vender una propiedad es un proceso que suele tomar de media unos ocho meses. Pero se puede demorar mucho más si la vivienda no tiene un aspecto agradable. ¿Qué podemos hacer si nos encontramos en esta situación y no queremos invertir demasiado capital ni tiempo en una reforma?
Un lavado de cara rápido, un básico en cualquier propiedad
La compraventa de una vivienda es una tarea que va más allá de poner un anuncio, sin embargo, si no se hace correctamente, estas publicaciones nos pueden perjudicar, si las fotografías de nuestro inmueble muestran desperfectos grandes o habitaciones sombrías y descuidadas. Así, el primer paso que debemos plantearnos antes de lanzarnos al mercado es darle un repaso rápido al aspecto de la propiedad.
Antes de hacer ninguna foto, es importante hacer limpieza. Por muy evidente que pueda parecer, existen muchísimos anuncios que muestran habitaciones llenas de trastos y sucias. Si no tenemos tiempo, una buena solución es contratar a un profesional que nos haga una limpieza a fondo.
Con la propiedad limpia y ordenada, otra cosa que puede darle un aire nuevo a una vivienda envejecida es una mano de pintura blanca o de un tono neutro. Esta tarea la podemos llevar a cabo en un fin de semana o dos, pero hará que las habitaciones se vean más limpias y luminosas. De hecho, si en casa hay fumadores, esta tarea debería ser básica para eliminar las manchas del humo.
Sería conveniente dejar solamente aquellos muebles que se ven en buen estado y ayudan a hacerse una idea del espacio. Por ejemplo, una cama o la mesa de comedor con las sillas.
Un buen truco es utilizar algunos complementos básicos de decoración, como flores o espejos, y eliminar aquellos demasiado personales, como fotografías familiares. Además, siempre conseguiremos una mejor presencia si vestimos las estancias con cortinas, cojines y similares que le den un toque cálido. Una buena referencia la podemos encontrar en tiendas de muebles low cost, donde con muy poco dinero consiguen crear ambientes a gusto de casi todos.
Hacer reformas: ¿una inversión necesaria?
Los pequeños ajustes que hemos visto pueden ser clave para que nuestro piso sea un caramelo para futuros compradores. De hecho, estos cambios estéticos suelen ser más resultones que meternos en obras. No obstante, existen casos en los que no basta con pintar y limpiar.
Un baño muy antiguo o una cocina impracticable pueden echar para atrás a aquellos que buscan una casa para entrar a vivir. En estos casos debemos ser inteligentes y pensar cuánto estamos dispuestos a invertir y cuánto se puede revalorizar con esa renovación. De esta forma, evitaremos perder dinero en el camino.