El Acebuchal, de las pocas poblaciones andaluzas, a las que aun hay que acceder mediante carril de tierra, emerge entre los pinos que conforman el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.
Aunque administrativamente pertenece a Cómpeta, es sin embargo desde Frigiliana, a unos 8 km, desde donde se sube a esta aldea perdida a través de un carril de tierra de un sólo sentido. Durante el trayecto, que arroja espectaculares vistas sobre el pueblo, las montañas y hasta el mar, es fácil cruzarse con ciclistas y con extranjeros felices de sentir en la piel el cosquilleo del sol, ajenos al esfuerzo de la caminata.
Allí no se podía vivir: estuvo prohibido desde que la Guardia Civil, durante la guerra, supo que los 200 habitantes de aquella humilde aldea prestaban ayuda a los rebeldes del maquis. En 1949, dejó para siempre el lugar el último vecino.
Medio siglo después, una pareja volvió, ellos eran, descendientes de aquellos primeros pobladores, y con la ilusión de volver a ver sus calles tal y como eran entonces, compraron 14 parcelas, entonces en ruinas, y junto a vecinos y amigos, antiguos residentes, llevaron a cabo trabajos de restauración, que hicieron sin tomas de luz ni agua corriente.
Hoy día, la aldea vive de de alquilar viviendas a turistas, que buscan perderse del mundanal ruido, ya que en la aldea, no hay ni cobertura de móviles.
La mayoría de los turistas son españoles, curiosamente, y el resto proviene de Europa del Este y del Norte, que buscando una mezcla de autenticidad y buena temperatura, pasan unos días en la aldea, alejados de todo y todos.
En realidad se pueden hacer muchas cosas en El Acebuchal. Bañarse en las piscinas, visitar El Fuerte, a casi 1.000 metros de altura, o a recorrer cualquiera de las rutas verdes de la zona, como es el caso de la GR 249, que separa El Acebuchal de Cómpeta, y que conecta gran parte de los pueblos de la provincia de Málaga, o realizar rutas guiadas con actividades para conocer la zona: aprender a elaborar queso de cabra, visitar las plantaciones de aguacates, hacer parada en los antiguos cortijos abandonados…