|
Getting your Trinity Audio player ready...
|
En los últimos años, el debate sobre el alquiler turístico ha ocupado titulares y conversaciones en comunidades de vecinos de toda España. En destinos como Torrox Costa (Málaga), donde el turismo es el motor económico, algunas comunidades de propietarios están planteándose prohibir de forma generalizada el alquiler vacacional en sus edificios.
A primera vista, puede parecer una medida para ganar tranquilidad o reducir conflictos vecinales. Pero lo cierto es que, a medio y largo plazo, estas decisiones suelen tener un efecto directo y muy negativo: la depreciación de las propiedades que sufren esa limitación.
¿Por qué se deprecia una vivienda al prohibir el alquiler turístico?
-
Pérdida de rentabilidad: un piso que podría generar ingresos estables a través del alquiler vacacional pierde atractivo para inversores y compradores.
-
Caída de la demanda: muchos compradores buscan precisamente esa flexibilidad para alquilar por temporadas. Si un edificio lo prohíbe, la vivienda pierde valor frente a otras opciones donde sí es posible.
-
Rigidez en el mercado: limitar las posibilidades de uso de un inmueble lo convierte en un producto menos competitivo, algo especialmente grave en zonas costeras donde la segunda residencia y el turismo son claves.
En un mercado como el de Torrox Costa, donde el clima, las playas y la calidad de vida atraen tanto a turistas como a compradores internacionales, quitar la opción del alquiler vacacional supone limitar la riqueza y la diversidad de la oferta inmobiliaria.
No todos los alquileres turísticos son iguales
Es importante, sin embargo, hacer una distinción clara.
-
Apartamentos turísticos en complejos residenciales bien ubicados y con servicios: aportan un valor añadido a la zona. Estos alojamientos enriquecen la oferta turística, elevan la calidad del destino y generan un círculo virtuoso de inversión, empleo y dinamismo económico.
-
Alquileres turísticos en locales, cocheras o espacios sin ventilación ni condiciones mínimas: estos casos irregulares no solo deterioran la experiencia del visitante, sino que perjudican la reputación de la localidad. No aportan calidad ni sostenibilidad al turismo, sino todo lo contrario.
El caso de Torrox Costa
Torrox Costa se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos de la Costa del Sol oriental. Su promesa de “mejor clima de Europa” es un reclamo que año tras año atrae a miles de visitantes. Pero precisamente por eso, el reto está en mantener una oferta turística de calidad, competitiva y a la altura de las expectativas internacionales.
Si las comunidades de propietarios apuestan por prohibir indiscriminadamente el alquiler turístico en apartamentos bien situados y legales, lo que consiguen es frenar la inversión, reducir el valor de sus propias viviendas y debilitar la posición de Torrox Costa frente a otros destinos cercanos como Nerja o Torre del Mar.
En cambio, lo que realmente debería combatirse es la proliferación de alojamientos que aunque cumplen con las mínimas condiciones de habitabilidad, no deberían considerrase turísticos. Estos sí son los que dañan la imagen del destino y deben ser objeto de regulación y control.
Conclusión
En un lugar como Torrox Costa, el alquiler turístico regulado es sinónimo de dinamismo económico, revalorización inmobiliaria y mejora del destino. Prohibirlo en comunidades de propietarios es un error estratégico que puede costar muy caro a quienes creen que así protegen su inversión.
La clave no está en prohibir por prohibir, sino en diferenciar lo que suma de lo que resta:
-
Apartamentos turísticos que enriquecen la oferta → positivos para todos.
-
Locales, cocheras o espacios sin condiciones convertidos en alojamientos → un lastre para la imagen turística.
Al final, el futuro de Torrox Costa depende de encontrar ese equilibrio entre convivencia vecinal, rentabilidad y calidad turística.
Sobre El Autor
